martes, 6 de noviembre de 2012

Tres almas bajo una avalancha

Para mí eran solamente tres caras. Tres rostros entre un montón que suelen reunirse alrededor de salida del metro Alameda de Osuna y de entre los cuales, cuando paso, suele emerger uno conocido, muy conocido, que me dice: "qué pasa madre" mientras se acerca con cariño a darme un beso.

El otro día pasé por allí; no estaba mi hijo porque está en Inglaterra, pero no era su ausencia la que me inquietaba sino la de tres personitas; tres niñas grandes a quienes decenas de muchachos lloraban en silencio porque alguien, 'alguienes', quisieron ganar más dinero del necesario; porque alguien, 'alguienes', no vigilaron que se cumplieran las normas; porque alguien, 'alguienes', los empujó hacia un fatídico destino cuando sólo querían escuchar música, cuando con la intención de disfrutar de un concierto con tranquilidad buscaban espacio vital en un segundo piso.

jueves, 5 de julio de 2012

Un marco dorado para mis días de tele

Aún estaba estudiando el doctorado cuando mi hermano Oscar me comentó que en Televisión Española hacía falta una Historiadora del Arte y yo, me presenté; poco tenía que perder.
Al día siguiente a mi entrevista me encontré editando en Prado del Rey un programa religioso que dirigía el padre Martín Patino, realizaba Fernando de Anguita y producía José Luís Portela. Los momentos allí vividos fueron inolvidables como primera experiencia laboral, como aprendizaje, como trabajo en equipo, como días felices. Muy felices.

Pero tras una conversación con Alfonso Cortes Cabanillas (cariño 1), recibí una inesperada llamada de alguien que se identificó como José Fernández Sabio en la que me decía que me iba a incorporar a Deportes, al famosísimo programa de los domingos, Estudio Estadio y yo, incrédula, no acerté a preguntar si aquello era una broma; una broma que duró siete años...

De mis tiempos de deportes hay mucho que contar: de lo mejor a lo peor, de lo más excitante a lo más triste, de lo más distinguido a lo más tirado, de los grandes ganadores o los aplastantes perdedores, de los famosos, de los aspirantes, de los prevaricadores, de los luchadores, de los trepas, de los 'mataos', de los acosadores, de los 'gigolos', de los sindicalistas, de los profesionales, de los compañeros, de los INOLVIDABLES.

Y, aunque poco a poco relate historias, aventuras, perplejidades, risas y lloros; enaltezca a los grandes o desvele a los golfantes (en las tres acepciones que la RAE otorga al término golfo), hoy mis dedos sólo se mueven bajo las órdenes del recuerdo de los mejores: de quienes laboralmente nacimos, crecimos, maduramos y casi morimos juntos en aquel intento.

Podría escribir sobre el grupo de los contratados por Real Decreto menores de 26 años, de los infalibles del mus, de los Tres Mosqueteros o de los Simpson.

domingo, 17 de junio de 2012

Sí papá, sigo viva y cantando: yo soy español...

Una noche soñé que un caballo negro corría desbocado por la finca de 'Los Principes', aquella que teníamos en las afueras de Bogotá y en la que un valle de margaritas blancas caía sobre el azul de una maravillosa laguna. Quién entendía de sueños me dijo que era un mal presagio, que se acercaban malos tiempos.
Poco después soñé que unos terroristas entraban en mi casa, eran dos y querían matarme. No recuerdo el final, sólo la angustia. A los pocos días me diagnosticaron el primero de mis dos cánceres; el segundo llegó tres meses después.
Finalmente, soñé con dibujos animados y una muñeca loca que corría por mi casa; de repente se convertía en un torbellino y, aprovechando que se escondía en la taza del baño, yo tiraba de la cadena y la eliminaba. Me desperté y pensé que yo podía con la enfermedad, que tenía que luchar y procurar no agobiar a los míos ni perder la sonrisa. Y en ello estamos; tirando continuamente de la cadena, por si acaso.
Tras el diagnóstico médico, pensé utilizar este blog para despedirme de mi familia (que es grande), de mis amigos (que son muchos), de mis compañeros (que son más), pero aún no lo pienso hacer. Creo que mi padre, aterrado por mi enfermedad, cedió su larga vida a cambio de la mía en medio de silenciosas oraciones.
A veces, estando solos, mientras le daba su cena, le decía: "papi, no te preocupes por mí, si nos vamos, nos vamos juntos". Me miraba y se reía, "¿Juntos? Tu eres muy joven hijita"...
Y creo que sucumbió y que perdió su miedo a la muerte ante la posibilidad de tener que sobrevivir a la mía. Así es que le debo el esfuerzo.
Ahora me encuentro bien, los médicos se han convertido en una 'comodity' en mi vida. Voy al hospital, me suelen dar buenas noticias y yo sigo y sigo y sigo, consciente de que ahora vivo protegida desde el cielo.
El mundial del 2010 lo vi a los pies de la cama de mi padre, sin dejarle descansar un minuto. Gritaba, cantaba y vivía por los dos lo que yo sabía que para él era una emoción inmensa.
Ahora pongo la bandera de España no sobre su cama sino en mi balcón, con la esperanza de que ganemos la segunda Eurocopa y, cuando lo hago, de fondo escucho el eco de mi alma cantando: "yo soy español, español, español".

lunes, 23 de enero de 2012

Muy sola

A veces le decía a mi padre que todo el mundo cree que el suyo es el mejor, pero que yo estaba segura de ello. Fue el pilar de mi vida y mientras que pudo hablar, a veces ya a duras penas, lo chinchaba para que me dijera quién era y si me quería.Nunca dejó de decírmelo, de darme las gracias tras la cena o cuando lo ayudaba a moverse. Si yo hubiera podido agradecer todo lo que él hizo por mí, me dio y me aportó...
En fin, ahora tengo quien me espere.

ESTE ES EL TEXTO QUE ESCRIBÍ PARA QUE MI HIJA FATIMA LO LEYERA EN SU FUNERAL y que muchos me habéis pedido.

Decía Camilo José de Cela que mi abuelo era el único hombre de ciencia que conocía, que sabía bailar el ‘swing’. Y tal vez es una de las frases que mejor pueden definirlo, porque su vida transcurrió entre su dedicación al trabajo y su maravilloso concepto de disfrutar de la vida.

Odontólogo, periodista, profesor, científico… pero por encima de todo, marido, padre, abuelo, bisabuelo e incondicional amigo. Dicen, quienes sobre él escribieron,