lunes, 23 de agosto de 2010

El milagro de Pio XII

No sé exactamente el año en que ocurrió, pero sé que mi padre recorría Europa dando conferencias tras descubrir el tratamiento de la piorrea alveolar. La prensa de la época aseguraba que el Papa, entonces Pío XII, lo había llamado para que lo atendiera, pero realmente no fue así. Éllos estaban en Italia, tenían audiencia privada y aprovechando su presencia en Ciudad del Vaticano, los odontólogos del Papa le realizaron una consulta sobre algún tratamiento que en aquel momento tenía el Santo Padre.

Pero, en cambio, sí ocurrió algo impresionante y asombroso que ha quedado escrito en los anales. Mi hermana (la misma de la que he hablado hasta ahora), que sólo tendría tres o cuatro años y que estaba al cuidado de mis tíos en España, enfermó de gravedad. Tanto, que al dejar de comer y no haber recibido alimento durante varios días, mis tíos decidieron llamar a mis padres para explicarles la situación y apremiarles en su regreso.
Cumpliendo con la agenda prevista y a la espera de acontecimientos, ellos acudieron a su cita con el Papa. Durante su conversación le contaron la angustia que estaban viviendo y, entonces, Pio XII, se recogió y rezó por la niña.

Al regreso al hotel,
esperaba a mis padres un telegrama en el que con una frase les notificaban que, a una hora determinada, mi hermana había pedido comida. Milagrosamente, la hora especificada coincidía con el recogimiento y la oración del Papa y, como posible milagro, entiendo que el hecho consta en el proceso de su canonización.

En una de las naves laterales de San Pedro hay una estatua en bronce de Pio XII a tamaño natural. Yo he visto los ojos de mis padres aguarse ante la imagen.

1 comentario:

  1. Y yo he llorado discretamente........a moco tendido que se dice!!!!!!!

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