miércoles, 18 de agosto de 2010

A los pies del Rey, Don Juan III

Regresamos a España en cuanto se dictó la Ley de Sucesión. Mi padre creía que había llegado la hora de la Monarquía, la causa a la que había dedicado su vida y por la que somos una familia dividida y separada.
Los leales debían regresar (ya podían) y demostrar a Don Juan, 'el Rey', que estaban a su lado.
El invierno en Madrid era duro para una niña criada en el trópico, recuerdo mi sensación de frío cuando se abrió la puerta del avión.No sé si nevaba pero, si no lo hacía, lo parecía. Era un cuatro de diciembre.
Que todo cambió para mí, es una evidencia. El día anterior había dicho adiós a mis hermanas mayores en una despedida que fue para siempre (nunca más hemos vuelto a vivir todos juntos) y llegaba a una ciudad en la que durante un tiempo todo fue hostil. Vivíamos en un hotel en La Gran Vía y mi padre compró el Mercedes blanco en el viajamos hasta Portugal.
Don Juan lo recibió en audiencia y al salir sólo dijo a mi madre antes de romper a llorar: "el señor ha dicho que debemos trasladar las lealtades a su hijo".

Entonces llegó nuestro turno. Don Juan y Doña María, Condes de Barcelona, era los padrinos de mi hermano Alfonso; los míos Humberto y María José de Saboya (los últimos reyes de Italia) y aunque supongo que aquello lo deberíamos tener dominado, mis ocho años no debían dar para mucho más. Nerviosa me acerqué a mi madre y le pregunté: "¿Cómo se saluda a un rey?"
Obediente y siguiendo las oportunas indicaciones, cuando entré en Villa Giralda y estuve ante Don Juan flexioné mi rodilla sin bajar la mirada mientras le tendía mi mano. Don Juan se echó a reír y desde entonces hasta el día de su muerte, cuando lo saludaba, tras mi oportuno 'plongeon' él me levantaba y me besaba en la mejilla.

1 comentario:

  1. En una ocasión llevé a Estoril a un par de amigas mías; después de mucho ensayo en el hotel, llegó la hora de saludar a Don Juan y felicitarlo por su santo. No podría describirte lo que eso fue, todavía me estoy riendo. No te digo los nombres aquí pero a lo mejor tu los sabes porque ellas se quedaron a vivir en España.

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