miércoles, 18 de agosto de 2010

Miedo, mucho miedo

Antes de tirar un día la toalla o de que mi memoria me juegue una mala pasada, me gustaría dejar por escrito todos esos pequeños momentos que componen la historia de una vida; una vida nada especial pero llena de cosas en particular; Tan común como diferente, tan fácil como dura, tan vulgar como especial, tan ínfima como sublime, sencillamente... la mía.
No pretendo redactar una autobiografía, no lo merece; ni siquiera realizar una cronología de hechos, tampoco fueron tan trascendentes, sólo tener algo a lo que agarrarme para poder recordar cuando ya no haya noticias, ni horarios, ni compañeros, ni padres que me cuenten, ni hijos que me acompañen, ni marido con quien batallar.
Antes de amanecer en declive, de empezar a numerar una nueva década, de que sea más corto mirar hacia delante que hacia atrás me gustaría recordar, sólamente recordar.

Mi vida empezó en Bogotá (Colombia) con un padre grande en el exilio, una madre preciosa, cinco hermanos mayores (muy mayores), una familia social y económicamente posicionada y una casa de la cual sólo recuerdo unas enormes escaleras.
Paradójicamente, a los pocos días de mi nacimiento nombraron a mi padre cónsul de España en Santa Marta (sí, la que no tenía tren) y contrataron para cuidarme una niñera de color que no sé que me inspiraría pero cuentan que cuando se acercaba a darme el biberón (tetero se llama en Colombia), yo me tapaba la cara con la manita y sólo abría dos dedos para mirar. ¡Hoy alguien me acusaría de ser una bebé xenófoba! Pero lo cierto es que valdría el ejemplo para demostrar que determinadas actitudes de los humanos son viscerales y que son sólo miedo a lo diferente, a lo desconocido... tal vez a la ignorancia.
Por lo demás, si tuviera que resumir mi primera infancia con una palabra, ésta sería MIEDO.

1 comentario:

  1. No me acuerdo del nombre de la niñera pero en Santa Marta la apodaban ¨come pelo¨ porque tenía la fea costumbre de arrancárselo y metérselo a la boca. No era agradable salir con ella porque todo el mundo le gritaba ese mote. Recuerdo además que era una gran persona.

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